La Corporación Preservar, generando espacios que permitan dinamizar la implementación del Plan Especial de Salvaguardia de la Música Vallenata en el departamento de La Guajira gestionó con el Fondo Mixto Para la Promoción de La Cultura y Las Artes de La Guajira la financiación de la propuesta: Caracterización de las Escuelas e Iniciativas de Formación en Música Vallenata en La Guajira. Actividad que permite evaluar: estado, cobertura, apoyos y prospectivas de estas iniciativas artísticas en La Guajira.

El P.E.S. dentro de las medidas de salvaguardia contempla el fomento a la transmisión de conocimientos con iniciativas en formación, investigación y memoria. La iniciativa tres del Plan está orientado al fortalecimiento de los conocimientos en las escuelas de la música vallenata tradicional. El objetivo de esta iniciativa es mejorar entre los estudiantes de música vallenata, los niveles de conocimiento, apreciación y valoración de la historia y la tradición del vallenato en aras de una mayor apreciación de la música tradicional y sus componentes fundamentales.

Con esta misión el equipo de la Corporación Preservar emprendió un periplo por los municipios del departamento, formato en mano, para evaluar el estado real de los procesos formativos, aportes institucionales, papel de los festivales y la mirada de los responsables de cada iniciativa.

La Jagua del Pilar. Este municipio cuenta con un único proceso formativo, que nació en 2007 a través de acuerdo municipal, el funcionamiento depende del presupuesto institucional. La coordinación de la escuela está en manos de la gestora cultural Rosana Hinojoza Lagos. Niños, niñas y jóvenes se reúnen a practicar canto, acordeón, percusión y guitarra en el sótano de la Tarima Central, en donde se atienden en distintos horarios a un total de 150 aprendices durante unos ocho o nueve meses cada año. Los aprendices, así como sus padres, señalan que, tristemente, en 2022 la alcaldía no ha iniciado ningún proceso de formación en cultura, aunque antes sí se realizaban casi todo el año hasta diciembre. En este momento requiere de instrumentos, logística, apoyo económico y asesorías.

Urumita. Con diez años de existencia la escuela de música Arte y Vida, creada por acuerdo municipal y liderada por la Casa de la Cultura del municipio de Urumita, logra atender a 150 aprendices, admitidos desde los siete años de edad y quienes aprenden canto, acordeón, piqueria, percusión y guitarra, bajo la batuta del gestor cultural Pedro Ramos Torres.

Por su parte, la iniciativa privada Asociación de Música Tradicional Talentos Guajiros, abrió sus puertas hace ocho años, organización legalmente constituida y registrada. Atiende un total de cuarenta aprendices en dos jornadas. Con la guía de Wilder Ramos Torres, maestro del acordeón, grandes y chicos, con edad mínima de seis años, reciben enseñanza en canto, guitarra, acordeón y percusión. A pesar de algunas falencias, como la falta de instrumentos, ente otras, el proyecto se ha sostenido gracias al aporte económico de los padres de familia, no recibe apoyo de la institucionalidad.

Villanueva. Son tres las propuestas de aprendizaje musical que funcionan casi todo el año en este municipio de sede del Festival Cuna De Acordeones. La oferta liderada por la Alcaldía se conoce como Cuna de Acordeones, está coordinada por Flavio Contreras y es objeto de una buena inyección de recursos. Esto se traduce en importantes procesos formativos, brindado formación en canto, acordeón, percusión y guitarra a cincuenta aprendices de entre cinco y veintidós años.
En el sector privado existen dos procesos formativos: Semillas Villanueveras, coordinado por Amalia Mazeneth, y Talento Darío López, cuyo responsable es este reconocido maestro. A la primera asisten 40 aprendices de entre 6 y 16 años de edad, y disfruta del apoyo de la administración municipal, la pensión estudiantil y la empresa privada. En tanto que la segunda, con más de 25 años de experiencia, solo se sostiene a través de las pensiones, a pesar de atender a 25 participantes de entre 5 y 25 años.

El Molino. Este pequeño poblado, origen de grandes intérpretes y compositores del vallenato, es el hogar de unos ochenta jóvenes aprendices de canto, percusión, acordeón y guitarra, quienes asisten a la escuela Manuel María Duarte, única oferta del municipio. La Administración Municipal se encarga de sostener la iniciativa, y asignó a Rodolfo Jiménez, director de la Casa de la Cultura, como su coordinador y el maestro Osmel Meriño lidera el equipo de instructores.

San Juan del Cesar. Su nombre es sinónimo de talento y folclor vallenato, pues San Juan es la cuna de grandes artistas. Aun así, el ente territorial no cuenta con ningún proceso formativo público en música, de modo que las tres iniciativas existentes son de carácter privado. Una de ellas, denominada Juglares Cañaveraleros, tiene su sede en el corregimiento de Cañaverales, y su responsable es el maestro Hugues Martínez.


Esta escuela se sostiene con aportes del propio maestro y de algunos de sus 40 aprendices, a quienes se les enseña percusión, canto, guitarra, composición y repentismo, una antigua técnica de improvisación de versos. Por su parte, la Fundación Escuela de Acordeones Mauro Milián, responde a las necesidades de 30 aprendices de percusión, acordeón y guitarra, y se sostiene con las pensiones de los niños y jóvenes participantes.
Por último, la Fundación Empresarial Desarrollo Social Acompáñame a Cantar, ofrece clases de acordeón, percusión, canto, guitarra y batería a interesados de todas las edades. José Gregorio Argote, director del proceso, es, además, compositor y folclorista. Los aportes al sostenimiento del proceso vienen de la empresa privada y algunas pensiones, pero cabe resaltar que se requiere aún más apoyo.

Distracción. La Estrella de La Guajira, como se le conoce, cuenta desde hace quince años con una oferta derivada de la Alcaldía Municipal. La iniciativa lleva por nombre Fredy Carrillo, única escuela de música vallenata, que, además, funciona bajo la coordinación de Armando Molina, atendiendo a unos 300 aprendices de entre 6 y 60 años. Su principal falencia es la poca cantidad de instrumentos musicales para tantos entusiastas participantes.

Fonseca. Durante nueve meses al año, la administración municipal es la directa encargada del espacio de formación Luis Pitre, escuela musical coordinada por Yuveidis Epieyu. Con un total de 80 asistentes a lo largo de los procesos anuales, esta propuesta se enfoca en los rangos de edad de entre 7 y 21 años. Entre tanto, las iniciativas privadas que funcionan en el municipio son cuatro, tres en el casco urbano y una en la zona rural.
Las fundaciones Wayüu Music, Visionando Sueños, y la Fundación Musical Maestros, del ámbito privado, pese a atender a un total de 75 niños, jóvenes y adultos en conjunto desde hace ya varios años, no reciben ningún aporte económico de entidad alguna, y sus proyectos se sustentan gracias a los apoyos que gestionan por sí mismos a través de las pensiones.
En el área rural, más exactamente en el corregimiento de El Hatico, la comunidad unió esfuerzos para conformar la Fundación Luis Enrique Martínez – el pollo vallenato-, encargando a Hernán Martínez Díaz como líder de la iniciativa. Los 40 participantes del proceso formativo en música vallenata se benefician de las clases de acordeón y percusión durante unos seis meses cada año, y han recibido apoyo del Fondo Mixto de Cultura.

Barrancas. La iniciativa denominada Santander Martínez es un proceso que también ha sido beneficiario de algunos aportes del Fondo Mixto de Cultura, y se realiza en el corregimiento de Papayal. El maestro Nayder Martínez es el encargado de la iniciativa, que a pesar de las dificultades y carencias se ha mantenido por diez años enseñando a tocar el acordeón a los interesados de la comunidad. Es la única oferta de formación en música vallenata de Barrancas.
Hatonuevo. La escuela Leandro Díaz es una interesante respuesta a las necesidades de formación en música, que ofrece instrucción en canto, acordeón, percusión, guitarra y bajo, y funciona con la coordinación de Claritza Tirado, directora de la Casa de Cultura. El proceso depende de la administración municipal, contando con instrumentos para atender a unos 200 niños y jóvenes a lo largo de siete meses cada año.

Albania. La Escuela de Formación Musical, con sede en la cabecera urbana, está liderada por el músico y gestor cultural Edilberto Bermúdez, prestando sus servicios desde hace 15 años en las áreas de acordeón, percusión, canto y guitarra. Este proceso beneficia a 700 participantes al año, quienes acuden en pequeños grupos durante distintos momentos del año a recibir la formación en música vallenata.
Maicao. Unos 200 interesados se benefician de las escuelas Roberto Solano Sanclemente, Acorgui, Hernando Martínez, Escuela de Formación Artística Gustavo Picalúa y Guajirarte. Algunas funcionan desde hace algunas décadas, mientras que otras llevan pocos años, pero el objetivo es el mismo: transmitir los conocimientos en canto, percusión, acordeón y guitarra a las nuevas generaciones.
Manaure. Muy destacable es el caso de la escuela Adalina Gómez Hernández, que funciona en un municipio de gran tradición vallenata como lo es Manaure, ofreciendo soluciones en áreas como el acordeón, canto, guitarra, danza, piano, teatro y banda. Surgió de la administración municipal y atiende desde hace diez años en la Casa de la Cultura, cuya directora, Elizabeth Cárdenas, es, también, responsable de coordinar la iniciativa de formación.

Uribia. La Escuela de Formación Wakuaipa, que funciona en el Centro Cultural Glicerio Tomas Pana, es la apuesta que viene realizando la alcaldía municipal para la atención de unos 150 interesados en la formación musical. Entre tanto, en Dibulla, la Escuela de Formación Artística suma ya nueve años de funcionamiento, beneficiando a unos 800 aprendices de música vallenata al año.
El caso de la Escuela de Música Mis Sueños, con sede en el corregimiento de Mingueo, también es especial. Su responsable, Alfredo Bertel, manifestó que tal proceso cubre, en cierta medida, las necesidades de la comunidad desde hace unos quince años. Las áreas de formación en música vallenata son acordeón, percusión, canto y guitarra, y se ofrece a unos 25 niños y jóvenes de entre 12 a 18 años de edad cada año.

Riohacha. Son muchos los proyectos que hay en marcha en la capital guajira en el marco del aprendizaje musical. Del sector público nace la Escuela de Formación Artística del Distrito de Riohacha, mientras que del privado son seis las propuestas. Cientos de niños, jóvenes y adultos son acogidos cada año en estos centros de enseñanza del vallenato para fortalecer sus talentos.
Iniciativas como Fundación de Artes Alfa Music, Niños Cantores de Francisco el Hombre y la Fundación Cultural Senderos de Acordeones, Fundación Allendí Sierra entre otras más, son el refugio para la práctica y el acercamiento al rigor artístico. Ninguno los Festivales que se celebran oficialmente en cada municipio aporta recursos o mantiene vínculos con las escuelas. Pero por encima de cualquier dificultad, sus líderes continúan adelante con sus ofertas en beneficio de toda la comunidad.